En el lenguaje médico los sufijos apuntan a las distintas categorías de las enfermedades dependiendo de su origen: patológico en general (“-ismo”), tumoral (“-oma”), degenerativo (“-osis”) o, a lo que vamos hoy, inflamatorio o infeccioso (“-itis”). Así, una dermatitis es una inflamación de la piel como enteritis lo es del intestino y artritis de una articulación, aunque en ocasiones su incorrecta utilización puede causar confusión. Como en las llamadas tendintis, en las que más que a un proceso inflamatorio las molestias se deben en la mayoría de los casos a un sobreuso o una sobrecarga, mecanismos frecuentes en actividades deportivas o laborales que precisan realizar movimientos repetitivos que actúan como verdaderos microtraumatismos en las inserciones tendinosas o zonas de anclaje de los tendones al hueso. La actividad física causante suele ser de escasa intensidad pero muy repetida, como jugar a la Play, o bien intensa pero desacostumbrada y de menor duración, como podar el jardín.

Puesto que realmente en muchos casos no existe una verdadera inflamación, hoy se prefiere el término “tendinopatía” para definir esas molestias dolorosas, que pueden ser incapacitantes, tan frecuentes en la extremidad superior. Los mecanismos de producción son muy variados: además de las actividades deportivas y laborales ya mencionadas, actividades tan cotidianas como pisar el embrague, teclear y manejar el ratón del ordenador o tocar un instrumento pueden causar dolorosas tendinopatías en el hombro, el codo y la muñeca o la mano. Pero hoy nos ocuparemos de otra actividad reciente del ser humano que cada vez ocasiona más problemas de este tipo: el manejo de consolas de videojuegos, para el que proponemos el elocuente nombre de consolopatías. 

Por razones obvias las consolopatías afectan exclusivamente al miembro superior y en la literatura médica se han descrito ya varias entidades clínicas directamente relacionadas con el manejo de los mandos que controlan el juego en las diversas consolas existentes en el mercado, algunas ya desaparecidas dada la velocidad con la que evoluciona este soporte de ocio y entretenimiento que cada vez cuenta con más adeptos, y no sólo entre los niños y adolescentes. Entre estas tendinopatías por el uso de videoconsolas destacan el codo de Pacman (una epitrocleítis o tendinopatía de la parte interna del codo), la muñeca del Space Invaders, la nintendinitis (tendinopatía del extensor largo del pulgar) y la wiiítis o tendwiinitis (una variedad de hombro doloroso por afectación del manguito de los rotadores). El manejo del teléfono móvil, sobre todo para el envío de mensajes cortos (SMS) ha enriquecido el catálogo de tendinopatías con una nueva variedad, la Text tendinitis, que afecta igualmente al extensor largo del pulgar.

Independientemente de su localización, los síntomas de las consolopatías son comunes: dolor, relacionado sobre todo con la actividad involucrada en su origen, limitación de la movilidad y en algunos casos hinchazón sensible a la presión. El antecedente de la actividad repetitiva causante, los síntomas espontáneos referidos por el paciente y los signos provocados por las maniobras de exploración suelen bastar para efectuar un diagnóstico, si bien en ocasiones puede estar indicada la realización de pruebas complementarias como la ecografía para confirmarlo y evaluar su magnitud.

En cuanto al tratamiento, como en cualquier patología relacionada con la realización de movimientos repetitivos, la primera medida terapéutica que debe adoptarse es, obviamente, eliminar o cuando menos reducir en lo posible esa actividad identificada como presuntamente responsable. Si esto no siempre resulta fácil en los ámbitos deportivos y laboral, no lo es menos en el del ocio, dado que en muchos casos la afición a los videojuegos y al manejo del teléfono móvil raya en la adicción. El reposo relativo (la inmovilidad completa tampoco es recomendable nunca salvo en casos muy dolorosos y sólo hasta que ceda el dolor intenso) es por tanto la regla de oro para curar una tendinopatía aguda, pero además podemos reducir la intensidad y duración de las molestias aplicando frío o calor suave según los casos sobre la zona afectada, tomando medicación sintomática (analgésicos básicos como el paracetamol en tendinopatías por sobrecarga o antiinflamatorios no esteroides como el ibuprofeno en verdaderas tendinitis agudas), recibiendo terapia física (microondas, ultrasonidos, láser, etc). Una vez pasada la fase dolorosa se recomiendan ejercicios de estiramiento excéntrico. En caso de persistencia de un dolor molesto o incapacitante localizado “a punta de dedo” puede ser de gran utilidad la infiltración o inyección local de un antiinflamatorio esteroide. Afortunadamente sólo en un pequeño porcentaje de casos rebeldes a todas estas medidas es preciso requerir a la cirugía para resolver una tendinopatía, ya crónica, como sucede en la epicondilitis (“codo de tenis”), los tendones de la base del pulgar (“enfermedad de De Quervain”) o los llamados dedos en resorte que afectan a los tendones flexores de los dedos de la mano.

En cualquier caso, insistamos, ante una tendinopatía aguda del miembro superior claramente relacionada con el abuso del mando de la consola de videojuegos, el tratamiento más efectivo es abstenerse de jugar en cuanto se establezca el diagnóstico, ya que en muchos casos éste se retrasa al no relacionar la causa con el efecto y ello pude conducir a una cronificación por tendinosis degenerativa, más difícil de tratar. El hecho de que cada vez sean más adultos los que se “enganchan” a los videojuegos complica el panorama de las repercusiones sociolaborales de esta actividad lúdica de los nuevos tiempos.