Los dos primeros casos se han realizado en un joven de 15 años y en un paciente de 36 años. En este último el trasplante se asoció a una osteotomía femoral varizante por una alteración del eje de la extremidad o lo que es lo mismo explica el cirujano, «una técnica quirúrgica para corregir la mal-alineación de la extremidad».

Esta intervención consiste en la implantación mediante cirugía mínimamente invasiva de un menisco procedente de un donante de las mismas características morfológicas al menisco del receptor. «Generalmente se lleva a cabo en pacientes en los que se ha realizado alguna cirugía de resección meniscal previa y presentan dolor en esa interlínea articular», especifica el cirujano.

El trasplante meniscal tiene buenos resultados en cuanto a la disminución del dolor y a la mejoría de la calidad de vida. «Los estudios más actuales, explica el Dr. Amestoy, señalan así mismo una acción protectora del trasplante sobre el avance de la osteoartritis».

Se trata de una intervención particularmente exigente desde el punto de vista técnico y que requiere de una formación específica. Y es que como indica el Dr. Amestoy, «cada vez se tiende más a intentar preservar los tejidos del paciente, sobre todo en individuos jóvenes, y cuando esto no es posible, sustituirlos o trasplantarlos por nuevos tejidos con capacidad biológica».

En cuanto al límite de edad para este tipo de trasplante, el Dr. Amestoy aclara, «Aunque clásicamente se ha definido este límite en los 50 años, hoy en día intentamos aplicar más bien un criterio biológico. Centrándonos sobre todo en las características de cada paciente y teniendo en cuenta además del estado del cartílago, el tipo de actividad física o las expectativas futuras».