Cirugía de sustitución articular (artroplastias)

 

Una artroplastia es la eliminación de superficies articulares irreparablemente dañadas cuyo deterioro ocasiona dolor y/o incapacidad invalidantes sin alternativa de tratamiento conservador.

Una vez eliminado el extremo o extremos de los huesos recubiertos de cartílago destruido o desgastado caben tres posibilidades:

  • Dejarlos así definitivamente (artroplastia de resección), como tras el fracaso definitivo de una prótesis que no admite recambio.
  • Interponer un tejido biológico o sintético (artroplastia de interposición), como tendón en la artrosis trapeciometacarpiana o rizartrosis.
  • Implantar una prótesis

Los primeros implantes protésicos se realizaron hace más de un siglo pero han sido los espectaculares avances en diseño y materiales de las últimas décadas las que hacen posible la actual implantación de prótesis cada vez más eficaces y duraderas cuya que constituyen una de las mayores aportaciones de la cirugía ortopédica al mantenimiento o restitución de la calidad de millones de pacientes afectados de dolor o rigidez articular incapacitantes e todo el mundo.

En teoría, cualquier articulación arruinada, casi siempre a causa de un proceso degenerativo articular (artrosis) pero también como consecuencia de traumatismos, enfermedades reumáticas, tumores o necrosis avascular, es ssceptible de ser sustituida por una prótesis.

En la práctica, sin embargo, las más frecuente implantadas con diferencia son las de las dos grandes articulaciones de la extremidad inferior, la cadera y la rodilla, seguidas a gran distancia de las de hombro (cuya degeneración artrósica es infrecuente) y otras aún más infrecuentes como el codo o las pequeñas articulaciones de la mano.

Los cirujanos ortopédicos de ARTROS TRAUMATÓLOGOS poseemos una dilatada experiencia en la cirugía de sustitución articular más practicada: las prótesis de cadera y rodilla. Las preguntas más frecuentes que nos dirigen nuestros pacientes sobre ellas son las siguientes:

¿Qué es una prótesis?

Es la sustitución artificial de una parte del cuerpo que falta, de nacimiento o como consecuencia de una lesión o, como en este caso, de cortar o raspar los extremos de los huesos que se han desgastado en su articulación.

¿De qué piezas constan y con qué material están hechas las prótesis?

Las prótesis de cadera más utilizadas constan de un vástago metálico que se introduce en el extremo cortado del fémur, sobre el que se inserta una cabeza o esfera que puede ser también metálica o de cerámica, y que encaja en la cúpula metálica implantada en la cavidad de la pelvis llamada cotilo o acetábulo. Esta cúpula se reviste de una pieza intermedia de fricción que normalmente es de una especie de plástico de gran resistencia (polietileno) o también de cerámica. Los componentes metálicos pueden fijarse directamente al hueso cuando es de buena calidad o, en caso contrario, a través de un cemento especial.

¿Cuándo se pone una prótesis?

Los síntomas principales de la degeneración artrósica de la cadera o la rodilla son el dolor y la pérdida de movilidad. Ambos pueden tratarse durante las primeras fases de la enfermedad por métodos no quirúrgicos (mantener un peso adecuado, ejercicio moderado, analgésicos, fisioterapia, uso de apoyos para caminar, etc.) pero puede llegar un momento en que un dolor intenso sin respuesta a los calmantes más potentes, la incapacidad derivada de la pérdida de movilidad o ambos aconsejen la sustitución articular como único medio de mantener una vida activa y libre de dolor.

Hace décadas no se recomendaba implantar prótesis a pacientes menores de 65 años pero gracias a los avances técnicos cada vez se interviene a pacientes más jóvenes, incluso menores de 40 si lo necesitan.

¿Cuál es el proceso de la intervención y de los días siguientes?

Antes de la intervención, el anestesiólogo realiza una valoración del riesgo quirúrgico a través de las pruebas del estudio preoperatorio (analítica, electrocardiograma, radiografía de tórax u otras) y obtiene el preceptivo consentimiento informado del paciente.

¿Qué complicaciones puede tener una prótesis?

En el postoperatorio inmediato la enfermedad tromboembólica era la complicación más frecuente hasta la implantación de las actuales pautas de profilaxis anticoagulante, que han disminuido la incidencia a un mínimo porcentaje. Actualmente la complicación más grave dentro de los primeros días, semanas o incluso meses tras la intervención es la infección, que en muchos casos obliga a largos tratamientos con antibióticos e incluso a la retirada de los implantes. La más frecuente en la cadera es la luxación, que en la mayoría de los casos puede resolverse sin reintervención.

La complicación más frecuente a largo plazo es el aflojamiento de los componentes de la prótesis sin mediar infección, causante de dolor que a veces requiere el recambio de la prótesis por otra. En la rodilla, además, la rigidez por pérdida permanente de flexión es una complicación frecuente.

¿Cuánto dura una prótesis?

Uno de los mitos populares acerca de las prótesis es su duración limitada a unos 10 años. Obviamente cuanto más joven sea el paciente más posibilidades de recambio futuro existirán pero actualmente una prótesis puede durar 25 y más años, lo que en la mayoría de los casos equivale al resto de la vida. No obstante, una prótesis que ha dejado de cumplir su misión puede ser recambiada por otra.

¿Podré hacer vida normal con una prótesis?

El objetivo de la prótesis de rodilla o cadera es eliminar el dolor preoperatorio y mejorar la movilidad del paciente, lo que no significa que se puedan desarrollar actividades físicas extraordinarias aunque normalmente permiten una vida normal satisfactoria.

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